…Si me pregunto sobre el transcurrir

Fui hija única. Hija de dos religiones en pugna, como muchas de las religiones o ideologías distintas. Escindida por dentro y también por fuera. Creo que no me importaba, o no me daba cuenta. Desde niña me enseñaron a respetar todo y a todos. Por eso la libertad siempre ha sido imprescindible y decidí ser libre pensadora. Creo en algo superior, una energía vital, cósmica, una luz, un aliento del que formo parte. Y ya cuando llegó el tiempo de tener, además del uso de emoción, el de razón, sentí una necesidad muy grande de echarme un clavado adentro, aun con el riesgo de ahogarme. Porque aun hoy, no entiendo nada de esto, ni de la vida, ni de quién soy o qué hago en el mundo.  ¿Para qué el aliento vital y luego la muerte? ¿Quién es el creador  o creadora y a él-ella quién l@ ha creado? No tengo respuestas, nunca las he tenido. Me contento con preguntar sin responderme. Me divierto pensando, aunque sé que no voy a llegar a ningún lado. Solo queda proseguir mi trayectoria.

 Si me pregunto sobre el transcurrir
 me siento devorada
 viva entre el mito de mi propio cadáver
 lodo compacto que despierta en las mañanas
 con la memoria repleta y rezongando 
  
 habito embarcaciones
 y estoy desterrada de otras 
  
 he procreado débiles sonrisas 
 y ojos empañados 
  
 camino levantando muros
 que se envenenan de tristeza 
 organizo funerales
 domestico las horas
 y las cubro de musgo 
  
 el viento me culpa
 pero fue su vuelo quien me trajo
 a esta aventura somnolienta 
  
 lo raro es que existo
 encasillada en la curiosidad
 de esta feria ruidosa
 que comparto.                           
  
  
 Cuando nací
 me dijeron lo que tenía que hacer 
  
 yo no he cumplido 
 deserté de las falsas sonrisas
 y conversaciones entre abecedarios muertos 
  
 días enteros he quedado ciega
 al mirar lo que hay detrás de muchas puertas 
  
 por inventar que pertenezco al mundo
 me atreví a salir a la calle sin zapatos 
  
 las plantas de mis pies han aprendido
 a saborear el asfalto