¡OH CESAR, SI TU NO SABES NADA!…
Hasta cuándo este valle de lágrimas a donde
yo nunca dije que me trajeran.
César Vallejo
¿Qué hago yo aquí? También tú lo cuestionabas. Tal vez seas mi hermano mi roto hermano de otros tiempos mi otra mano que protesta con su cansado corazón. Mas tú, hermano eres letra palabra verso soneto desgarrado. Tu corazón es horno mito pájaro lunático diamante venenoso. Eres por todos grito absoluto llamarada en celo que presta su Dios le exhibe le acusa y nos invita con él a cenas miserables. ¡Oh César, si tú no sabes nada, qué hago yo aquí! Al lado de este Dios perseguido persecutor de la tinta con que denuncias el día en que naciste extraes de sus piedras vida le sientes caminándote odiándote en el reposo aún caliente de ser de tus poemas de tus sueños podridos de tu dolor humano de tanta saliva sollozando o tus ganas de no haber tenido corazón. Aún con toda ésta, tu orfandad más música sería imposible. ¡Oh César, si tú no sabes nada, qué hago yo aquí! A corazón desnudo a hermandad de potro ensangrentado a pelo sobre el hombro de la muerte has cabalgado penetrando tus raíces ¡hasta en eso nos parecemos! en ésto de los padres que no salen pues cargan su tristeza enferma de vejeces. No sé que haría tu padre con todas sus reliquias. El mío es constructor de música hilvanada de corchos de corcheas de paulatina oscuridad al día octubre tras octubre sus cumpleaños en ritmos de sonata y tú, el padre en tus sonetos la trinidad en cada verso Dios, padre y tú, un hijo sacando sangre de las sombras. ¡Oh César, si tú no sabes nada, qué hago yo aquí!