EL ARTE EN LA CIENCIA
El verdadero arte tiene una función terapéutica.
Al salir de un buen concierto no soy más sabio que al entrar.
Pero experimento algo que restituye mi totalidad, que cura
algo que antes estaba abierto.
Michael Ende
Si por ciencia entendemos un conocimiento sistemático u organizado que denota la investigación de algún campo especial o grupo coherente de fenómenos distinto del arte, tecnología y conocimiento inconexo,
¿cómo relacionarla entonces con el arte o creación humana que suscita sentimientos estéticos, contraria a los productos de la naturaleza, habilidad o destreza?; ¿ cómo verlo con su rotunda subjetividad e individualismo reflejado o formando parte de la objetividad que la ciencia implica?
Basta con echarle un vistazo a la historia que narra y describe cronológicamente los pasos de hombres y mujeres que hemos poblado los siglos, siempre con el deseo de ser algo más que nosotros
mismos y caminar hacia un mundo con sentido. Mundo que ocupa al mismo tiempo la observación y la búsqueda, la imaginación o el invento; mundo al que intentamos aprehender hasta alcanzar las
más remotas constelaciones y penetrar en los más profundos secretos del átomo y también del alma; mundo que ansiamos incorporar a nuestras personalidades, a ese yo hambriento de conocimiento
pero también de expresión. Arte y ciencia van de la mano, pues a fin de cuentas todo fluye y confluye hacia un mismo punto. Mientras tanto, vivimos una constante interacción de contenidos y formas, de formas y materia y cuanto más predomina la forma, menos estorba la materia y mayor es la perfección alcanzada. Y así como la ciencia matemática es la más perfecta de las ciencias, la música sea tal vez la más perfecta de las artes, ya que en una como en otra, las formas se han convertido en su propio contenido.
El ser humano conforma un todo, sin embargo su incapacidad para comprenderse a sí mismo necesitó dividir y trazar fronteras a sus conocimientos y prácticas artísticas, que en realidad se entrelazan, fusionan y terminan por dar a luz 10 mismo. Ilya Prigogine, premio nobel de química 1977 quien planteó la teoría de las estructuras disipantes, ya lo decía «En la física moderna, el universo es experimentado como un todo dinámico e inseparable que siempre incluye al observador de una manera esencial. Dentro de esta experiencia, los conceptos tradicionales de espacio y tiempo, de los objetos aislados y de causa y efecto pierden su significado» Prigogine, un hombre de ciencia que conformó todo un cuerpo de conocimientos sistemáticos a partir de la contemplación del oleaje del mar, sentir el ritmo de su respiración y meditar sobre el danzante cósmico Shiva, dios hindú de la creación y la destrucción que mantiene por medio de su danza el ritmo infinito del universo, concluyó que esta danza es también la danza de la materia subatómica, creación y destrucción que involucra a todo el cosmos. Así, la metáfora de la danza cósmica unifica a la mitología antigua, el arte religioso y la física moderna.
Muy cercano a la danza está el teatro, representación e imagen de la vida y del mundo fenoménico, donde el espectador se proyecta en el actor, se identifica con los personajes y comparte los sentimientos expresados. Teatro que fue tomado como punto de partida por el psicoterapeuta Moreno para introducir el psicodrama y el rol playing, métodos de curación psicológica consistentes en hacer que los pacientes representen, como en un teatro, diversas situaciones vitales. Moreno afirmó contra el psicoanálisis que había que ir más allá de la pura expresión verbal y actuar los problemas y conflictos. Dramatizar papeles en grupo libera las fuerzas creativas individuales posibilitando una catarsis tanto en el que actúa como en el pequeño auditorio que sigue la representación. El rol playing o juego de roles es una técnica psicodramática de dinámica de grupos donde los partícipes asumen papeles distintos y al moverse en el plano afectivo se facilita la comunicación, se despersonalizan los problemas y se encamina la curación de los participantes. Y ya que de métodos terapéuticos se habla, también es conveniente recordar que el arte musical ha contribuido de manera rotunda a la curación psicológica a través de la musicoterapia. El desarrollo infantil y la pedagogía asimismo se han visto alimentados por la música en 10 relacionado a la creatividad, imaginación y espontaneidad de los niños.
Pasemos al séptimo arte: el cine, que desde hace tiempo se interesa por la psicología. Un ejemplo de ello fue la indiscutible creatividad, a través del montaje, del director soviético Serguei M. Eisenstein, quien planteó que el choque de las imágenes debe comunicar ideas que, en cierta forma, son creadas por el espectador, lo cual no sucede si aquellas son mostradas por separado. Lo importante es la secuencia, que para fundamentada recurrió a la conocida teoría de la Gestalt.
Años más tarde, a partir de los años cuarenta, en Hollywood, se puso de moda el género psicopatológico, con películas en las que los personajes presentaban conductas anormales y en las que no
faltaban referencias a procesos infantiles e interpretaciones de los sueños, claro está, a partir de las teorías freudianas. Desde entonces, existe un largo camino donde el cine toma sitio plasmando en el celuloide historias que obviamente se refieren a la ciencia y los conocimientos tecnológicos incluso para entonces eran sólo imaginación del porvenir como lo fue el caso de la discutida e
impactante película 2001, Odisea en el Espacio de la década de los sesenta.
Al igual que el cine, ahí está el arte de la foto fija incursionando en todas partes, captando imágenes desde microscópicas que aportan la visualización del conocimiento a la biología, como aquellas de niveles macro utilizadas por la NASA y a través de las cuales podemos visualizar nuestro sistema solar y un poco más allá del mismo. Fotografías del instante relámpago donde la imaginación es capaz de ir más allá de lo vivido. En la actualidad, gracias a este arte nuestros ojos aprecian realidades de diversos campos del conocimiento que de otra forma sería imposible captar en todo su esplendor.
Las imágenes no sólo pertenecen a la fotografía y al cine, también son
un maravilloso campo para la literatura y la poesía, artes de la palabra, con la cual escritores de todo el mundo comunican historias que en sinnúmero de ocasiones se han adelantado a la ciencia a manera de premoniciones del futuro. Julio Verne es el mejor ejemplo de ello, o las ahora en boga historias de ciencia ficción que, muy probablemente se verán convertidas en realidad el día de mañana, ya que todo aquello
imaginable es posible. Entonces, por qué no prestar atención a los versos de poetas que cantan al futuro que siempre está ahí, frente al presente como Jorge Luis Borges cuando escribe:
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo
a principios de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría. más vueltas en callecitas,
contemplaría más amaneceres y jugaría con más niños.
Si tuviera otra vez la vida por delante …
o estos otros que me atrevo a afirmar:
En el follaje del tiempo
somos espirales
infinitos círculos cerrados de silencio
somos los años tibios
de carnes aturdidas
con la preñez de la esperanza
somos afán premonitorio
de un corazón que avaro espera
como vapor de mármol.
Conferencia de ANDREA MONTIEL El Juglar, julio 1996