En favor de la locura
Fotografías
Salvador Herrera
Editorial Aldus
2002
Locos y Cuerdos
I Los locos dan festines
y los cuerdos son los invitados
ESTA CARRERA
Quien tenga corazón
no lo tenga escondido.
Carlos Pellicer
Esta carrera de relevos es como el mismísimo demonio que te regala una prenda: Ahí está la redonda compulsión verdiblanca ese infalible capricho que hace a las flores esclavas voluntarias de jardines que elaboran sueños de enredadera. Ahí están algunas tardes obsequiando una circunferencia en llamas ese ojo escarlata del cielo que te presta tu propia sombra le ofrece la mirada a las horas convierte los cabellos en finos hilos eléctricos y hace resplandecer el par de almendras de tu rostro. Nos regala la locura y la carcajada o esos amigos místicos en estado salvaje o esos otros que tocan los tambores escriben o pintan o soplan un saxofón y lo transforman en arcoiris. También está esa música amielada que te arranca suspiros publicitariamente erguidos haciéndote recordar los amores o sólo el solo amor ese amor al que no se le puede ser infiel. Es en esta carrera donde las letras danzantes hijas de las palabras se hacen palabras palabras viento palabras humo palabras vómito vómito poema poema mundo mundo poesía poesía que todos los días me encuentra donde yo voy a buscarla donde amargo y endulzo la saliva y me veo sonreír por el ojo izquierdo y llorar por el otro. Donde me atropello con los niños de enfrente con los ruidos de mi casa con sus muros transparentes como cristales de viento con ese olor a cocina olor de yerbabuena y tomillo o comida de domingo. Esta vida que algunos llaman perra te está ladrando geranios y tú sin darte cuenta.
II
Los locos viven inventando mundos
los cuerdos en mundos inventados.
HERMANDAD EN SILENCIO
No está sola
la semilla en la tierra.
Multitudes de gérmenes mantienen
el profundo concierto de las vidas
y el agua es sólo madre transparente
de un invisible coro sumergido.
Pablo Neruda
No sé cómo habrán nombrado a aquellos seres en su infancia. Cuáles fueron sus sueños o juegos preferidos. No sé cómo crecieron sus caminos ni dónde encontraron las palabras las de su voz las del silencio ruidoso esparciéndose en las manos y la inspiración raptada acaso de las calles los árboles el amor la patria la tierra yerma el mar abierto o la inmundicia. No sé de dónde tantos vuelos tanta pasión tatuando la memoria tantos fantasmas compartidos hasta sentir hermanos a los otros. No de sangre ni de raza ni de un credo sino de ruidos iguales. No sé por qué toda esta voluntaria soledad de algunos requisito indispensable para emprender navegación adentro. Ni toda esta inventada libertad arrojando vida a la intemperie hasta que cale el frío o queme el aire o rasgue el agua o el fuego purifique. No sé de dónde salen los gemidos de iguales tesituras los intestinos rotos por los mismos recuerdos. No sé cómo es posible adivinar los pasos de la muerte antes de verla. O preguntar de la nada o de los platos sobre la mesa o de los hijos no nacidos o esos otros que pueblan este mundo comenzando a perder su aliento hora tras hora. Tampoco sé los por qués de esa frivolidad de esas máscaras ese miedo a sentir o esos ocultamientos transparentes donde desnudo está quien más se abriga. No sé por qué el horror de cambiar el estar para ser uno más de estos esos aquellos seres hermanos compartiendo en silencio ruidos iguales.
III Los locos crean castillos
y los cuerdos los habitan
MIXQUIAHUALA
desde la casa mundo
de Byron Gálvez
Como deseo de Dios salvaje y milenario se extiende un paisaje que devora nuestros ojos. Aquí los árboles son fuego savia coagulada en tierra y los ramajes de heno taciturno sereno tragaluz de un cielo en sombras. Aquí las aguas son distancia añosas pieles sobre el musgo danza de la espuma con la roca y el viento un cortinaje solitario. Mas el río de este pueblo no está solo. Centinelas ahuehuetes escoltan sus caudales y en medio de trinos y humedad herido de pureza vive el aire. No falta nada. Por los abismos viaja el eco insistente plegaria que asciende hasta la cima sembrada de casas. Dentro de ellas desfilan sueños ocre desnudeces de mimbre ritmos estallidos de rabia y el cíclico reflejo de toda la policromía. Desfila el horizonte con su efímero mundo de nubes desgajadas y por los ventanales penetran invasoras raíces de centurias manos esculpiendo encrucijadas a imagen y semejanza del tiempo en este lugar de los mezquites.
IV
Los locos son mitad sueño
y los cuerdos sueño a la mitad
DE HOY A SIEMPRE
en memoria del pequeño Daniel
Octubre al rayo de un mediodía se llevó tus ojos, tu mirada de cielo inmenso, pequeño Daniel. Niño, elocuencia de Dios, ¡contesta! ¿Por qué tus pasos blandos tan sólo tres años antes de partir? ¿Por qué tu llamado despedida tan sólo dos días antes de partir? ¿Qué hilos me enredaste a la tristeza presentida de tu adiós? Mirada luz de cielo inmenso: donde quiera que estés hasta su final esperará mi historia a reencontrarte. Mientras tanto de hoy a siempre tu ausencia habita en todas partes, y en los brazos vacíos de tu madre el rumor apenas vivo de tus sueños, el respirar perpetuo de tu infancia. Nuestro mundo está herido. Adelantaste eternamente los inviernos del tiempo. Se nos fue tu nombre pequeño Daniel. Se fueron tus grandes ojos repletos de miel.
V
Los locos son la poesía
los cuerdos quienes redactan
POR TU VOZ, HERMANA DE LOS SIGLOS
Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.
Xavier Villaurrutia
A través tuyo converso puedo mirar al mundo amarlo y despreciarlo halagar los insectos que se pudren y el astro más leve en el vacío. A través tuyo me doy cuenta del baile rabioso de la vida el hambre de expresión y todo aquello que aún no he visto. Tú delatas mis tenues sepulturas. Por ti protesto me diluyo me embriago y el aire me excita como amante invisible de una noche. Por ti mi grito en su naufragio revive entre un oleaje de pétalos de flores redivivas sembrándose en mis ojos. Contigo y frente a ti soy capaz de inventar un firmamento agobiado de galaxias. Capaz de herir la herida que contengo y despojarme de vestuarios que a veces porto sin saberlo. Si tuvieras la osadía de morirte ya no habría cabalgatas ni picaportes y llaves para ver. Ya no habría una lente de aumento al infinito para decir que cada hecho es un hecho y cada arruga en las palmas de las manos un enigma. Es por ti que lo diminuto se engrandece lo triste se hilvana de nostalgias y las sonrisas se enorgullecen de alegría. Hermana de los siglos porque vives contagias la sequedad con tu aliento humedecida en los puños que empuñan tu cintura. Muleta de tinta y sangre raigambre mágico de palabras poesía por ti mi corazón sabe que el parto y una madre son distintos.
VI
Los locos son personajes
y los cuerdos los actores
LA DAMA DE LOS RÉQUIEMS
a Norma Lorena Wanless
La dama de los réquiems es huracán y pájaro. Sus ojos vías lácteas donde siembra palabras. Ella todo lo llena de secretos sin límite. Hace tiempo que escribe del drama de existencia viviendo entre su historia. Hay días en que el alma se le agolpa y le surgen poemas de las manos deteniéndose en soles hasta el deslumbramiento. Mujer de trapo y carne madre de suave seda metáfora en el hielo infanta desdichada. Sus pasos están hechos de musgo y de neblina huellas de transparencia cristal de grácil roca. Su rostro terciopelo de sonrosado nácar le ayuda a mantenerse más tenue que la brisa más leve que la lluvia o espiga en camposanto. Y todos la miramos en torno a sus espejos cubierta con la sangre de aquellos sus fantasmas. Por ellos la nombramos: la dama de los réquiems.
VII
Los locos crean la música
los cuerdos son los escuchas
SAX RAPAZ
a Evodio Escalante
Jazz nocturno que padece la obscena densidad de las ciudades a toda hora despiertas. Música lagarto primigenio el sonido del sax que imita al humo y late como un grito moribundo. Selva de notas que nacen de la improvisación de un solitario hasta alcanzar la voz ancestral de los orígenes. Rezo del hombre urbano coronación del ruido tras el llamado primitivo de los caracoles. Caminata que se volvió carrera contra el aire turbio del espacio ausente de silencios. Metáfora estridente la diaria conversación que trata de salvar al viento podrido de mensajes. Jazz percusivo marcapaso del tiempo que las venas penetra con la aventura de su idioma sin fronteras.
VIII
Los locos son la pintura
y los cuerdos sólo pintan
HERMANO HERIDO
a Roberto Padilla
Manantial torrente lacerado por el tiempo: ¿dónde has sepultado tu locura y el haz de luces que guardaban tus manos temblorosas? ¿dónde han quedado tus desflorados lienzos tus telas caracolas los rincones de mar y fiebre y las siluetas femeninas adueñándose del viento? ¿dónde escondiste tus pinceles impregnados de óleos dardos flamas que daban vida a corceles transformándose en águilas y guerreros en pugna por un rostro de mujer que tú siempre viviste presintiendo? Hermano herido: ¿dónde tu voluntad viajera que encaminaba el ansia? ¿dónde tus sueños de agua? ¿dónde esos sueños?
IX
Los locos viven en muchos mundos
y los cuerdos en la tierra
EN LA TIERRA EQUIVOCADA
en tu nombre, María
En tu cabello trenzas coloridos listones de tristeza. Hambre morena al hombro caminas descalza marchita. Desde mi casa extendida te miro hacerte vendimia en las esquinas de esta ciudad sin encuentros. Te escucho balbucir palabras extranjeras a tu lengua. Sonríes y a través de las arrugas prematuras de tu rostro emana el aroma de otros aires. Mujer niña de cabeza inclinada buscas sitio en mi urbe sin espacios. Te pregunto: ¿ por qué no seré yo invasora de la tierra que tu has abandonado?
X
Los locos se sienten libres
y los cuerdos los encierran
LA SEÑORITA X
Cómo llenarte, soledad,
Sino contigo misma.
Luis Cernuda
La señorita X se va a morir ebria de ganas unida viuda y de nuevo señorita señoritez de soledad profunda sórdida grave y abierta destila sensualidad inagotable que le ronda en las piernas y el cuello y las caderas. La señorita X se divierte ebria de ganas por dialogar con todo. Ama las flores y campanas y velas y mares compulsivos. Sus faldas bailan ansias o vomitan hastío. Mientras ella practica monólogos en la sordera de los otros escala abecedarios y empapa cada letra goteando su saliva que ligera se vierte entre los versos. No sabe que quiere si acaso quiere. Mas erguida se siente nueva como casa que huele a recién construida. La señorita X se ha visto en el espejo lo ha roto a carcajadas lo ha reconstruido contrahecho a la manera de algún cuadro de Picasso. Ahí se desconoce no entiende como el tiempo transcurre sin dejar una señal sobre su rostro. El cuerpo se le entume como el dolor que duele cuando se ama. Y con esa libertad libérrima con quien camina convierte las miradas en ojos mirándola como ella quiere que la miren. La señorita X cumple cometidos comete errores y aciertos que le aburren. Se ancla entre ojos náufragos de tiempo quema navíos ya no zarpa sus mares se resecan como páramos y su mirada telescopio anida aumentos aumentándole su estéril estatura. Así convive con su aliento asqueada de brumas de biombos solitarios y se emborracha a diario de nostalgias que sólo dejan más nostalgia. La señorita X se está muriendo burlándose de todo llora en silencio canta la tristeza de ver que amar ya no se puede. Tanto amó hace tanto tiempo que envuelto en telarañas tiene el recuerdo y atesora sus ruidos como puerta que rechina en su memoria. Mas nada saca en claro del mundo y sus virtudes sólo está colmada de reservas que opinan mal de la existencia. La señorita X se nos muere ebria de ganas piensa que morir resuelve sus demencias y ensaya estilos imaginando su muerte. A diario se suicida culpa en cartas su delirio quiere grabar su nombre con todo el alfabeto amoratada y tibia entre el deseo de morir plena y su codicia de hermanarse con la tardanza del olvido. La señorita X está muerta ebria y sin ganas al tratar de entender el idioma de la tierra confundida distante habita el silencio en esta soledad perpetua entre el tumulto de otras X.