Abrazos de mar incansable (1995)

En este poemario Andrea Montiel devela dos mundos, aparte de los múltiples que su palabra poética es capaz de hacer sentir al lector. Uno es el de la evocación, la nostalgia, el deseo, que corresponde a una realidad ida. El otro es el lingüístico, producto del trabajo cuidadoso, paciente, intenso, de la autora. Aquél contiene la parte lírica, éste la lúdica. Ambos denotan una inteligencia que arde.

La voz poética de Andrea Montiel, sin embargo, se manifiesta serena. Su capacidad creadora está permeada por la preceptiva literaria y por muchos años de lecturas y talleres. Como buena oficiante de las letras, la poeta construye en Abrazos de mar incansable una obra circular en doce actos, sin artificios retóricos y con un sólido sustrato de fondo y forma.

Carlos López


El amor agua
inaprensible transcurso líquido

el amor viento
de invisibilidad y tacto esférico

el amor llama
de claridad ígnea color brasa y ceniza

el deambulante
amor espacio
que a nadie pertenece
y está por todas partes
asomado al silencio
y en los escándalos del trueno

amor grito celeste
que viaja en el sonido
espejismo que inicia con la euforia
y termina en el ocaso de la sangre

el amor barro
polvo y raíz insepulta
mano de tierra
escombro imaginario

el innombrable
amor océano
mudo y etéreo

Amor feroz que comienza en la noche temprana
y termina siempre de madrugada
amor que vuela
repta
se retuerce
amor sin casa
de tiempo y espacio inhabitados
de agua corriente y luz y música
que finca su estancia entre los cuerpos
amor de horas desaliñadas
de pulcritud y sueño
de sed y hambruna
amor mediterráneo
de mar y cuevas.


Un viaje sin regreso dio su inicio
un fuego sin descanso

hay tantos que nos pueblan este cuerpo

me habría gustado que en el mío
quedaras siempre tú
y tu universo.


Cuando vacía de ti mi noche se agiganta
sueño con la humedad de tu cuerpo

en las sombras reconstruyo nuestro abrazo
y su vida fugaz e inesperada
que puso a juguetear a mi esperanza
me sorprende

me arrojaste a un río sin vertientes

en él habito con mi cuerpo desnudo
y los brazos abiertos

en él y con el viento danzo
al ritmo con que tus ojos miraban

con ellos viento y agua
y con el fuego que tus besos me tiñeron
río en el río de agua escandalosa
me asiento en su lodo que es barro
tú como yo y todos barro
barro en los márgenes de los encuentros
barro en tu alma y mi cuerpo
barro que nos pigmentó la piel
y la bendijo.


El sentir no se equivoca
los encuentros lastimosos lo limitan
abandonos que sin razón sobrevienen
y todo vuelve a lo de antes:

Las manos vacías
con ellas modelo un poema
que transformo en naipe
lo arrojo a tu cara
y con él apuesto todo lo que tengo
todo por mirarme
en lo negro de tus ojos
ojos sombra que me amordazaron

¿Tus ojos?
no
no fueron tus ojos
fueron tus palabras
tu insomnio
tu amor a la noche
culpable noche que ambos adoramos
hechicera noche de rituales
que por placer tuvo eternizarnos
poseer nuestras madrugadas a cambio del sueño
de la cauda en las venas que lo invade todo
con sangre
con ecos
y abrazos de mar incansable.