En favor de la locura (2002)


La Abuela

no poseyendo más
entre cielo y tierra que
mi memoria, que este tiempo;
decido hacer mi testamento.
Es éste: les dejo
el tiempo, todo el tiempo.
Eliseo Diego

 Qué bellas tus arrugas abuela
 cuánto tiempo acumulado en tu rostro
 en el desgaste de tus huesos.
 
 Dime abuela
 ¿qué sientes al cargar tantos años encima?
 ¿de qué tinte es el camino de tus pasos lentos?
 ¿de qué tamaño las distancias?
 y los instantes
 ¿cómo los mides?
 
 Háblame de la prisa
 la paciencia
 la espera
 y el ansia
 ¿aún existen?
 
 Abuela
 ¿qué significa vivir con el deseo en calma?
 descríbeme el lugar donde están
 tus sueños inconclusos
 y confiésame
 ¿qué necesito para llegar a tus años
 con una sonrisa amplia como la tuya?

QUISIERA CONTARTE, MADRE …

a mi madre
Rosa Rimoch

 Si yo te contara, madre, 
 cuánto dolor me has heredado
 cuánta oquedad percibo entre los seres.
 
 Madre, 
 tu carne en mí se ha prolongado
 pero también la pena de sabernos
 a todos tan distantes.
 
 Cuando de niña me prestabas tus ojos
 aprendí a caminar por tus recuerdos
 a deshilar el manto de tus sueños.
 Y sabes, madre, 
 nos parecemos desde siempre
 aunque los años nos separen.
 Tu rostro
 es el espejo donde podré mirar
 mi ancianidad de algún mañana.
 Tus manos
 las manos que mantuvieron mis pasos
 por el tiempo.
 Tu voz
 la voz música en palabras que hoy grabo
 con tinta en mis papeles.
 Somos lo mismo, madre, 
 mujeres en medio de la nada
 pariendo hijos
 estrellas
 llanto.
 Somos el fuego de una tarde
 en que la muerte vendrá
 para llevarnos.
 
 También quisiera contarte, madre, 
 de toda esta vida que tú me has heredado
 del gozo inexplicable que a mis ojos le cabe
 cuando miro la luna
 el mar
 las telarañas
 o cuando mi piel se eriza pudorosa.
 
 Por ti, madre, 
 conozco la fiebre del deseo
 la candidez y la nostalgia.
 Por ti fui condenada
 a sobrevivir con esperanza
 y con esta soledad
 que todo lo acompaña.
 Tú bien sabes
 de esas sorpresas con que tu canto
 despertó mis sienes
 alimentándome las fantasías
 creciendo en mis oídos hasta escuchar
 al Dios que tanto negué
 por el camino.
 
 Y me dejaste libre
 al albedrío helado de mis días.
 Y me dejaste sorda
 con tu voz que aprisionaba las magnolias
 en aquellos jardines que siempre quise
 cultivar con mis no hermanos.
 
 Ay madre, si yo te contara
 ¡cuánto he caminado!
 
 Y en el trayecto donde tú me iniciaste
 sola
 encontré razones
 sin sentidos
 verdades a medias
 mentiras
 mi alma escandalosa
 amor
 distancias
 ansiedad ilimitada.
 
 Hoy sola
 sigo encontrando sólo preguntas
 pasos lentos
 respuestas silenciosas
 y tu  mejor herencia, madre, 
 la deliciosa e inagotable incertidumbre
 de mis sueños.
 
 
 

AL HERMANO QUE HABITA

“La Veranda”
…el hombre también un día fue semilla.

 Laurel
 tronco soberbio
 astilla erótica
 coloso disfrazado entre las nubes.
 
 Tus raíces
 arraigo expandido
 aniquilando distancias.
 
 Tu anudada madera
 paisaje de amantes
 desasosiego de la tarde
 
 y las flores de tus ramas
 pureza
             inédita
                         del aire.
 
 
 

TU CAMINAR DISTINTO

a Renata Noris

 Mi niña mitad sueño que viajas dondequiera
 y en tu incompleto vuelo escondes la nostalgia.
 
 Arribas a la playa y todo lo haces canto
 el mar sobre tu cuerpo
 el viento entre tus faldas.
 
 Con tu sonrisa abierta más corto es el camino
 más ansias te acompañan
 a ti que a los completos.
 
 Un corazón manzano en medio de tu bosque
 veleta luz sin puertos tu barco imaginista
 toda una vida junta encima de las ingles
 aún sin las andanzas de tus piernas Renata.

¡OH CESAR, SI TU NO SABES NADA!…


Hasta cuándo este valle de lágrimas a donde
yo nunca dije que me trajeran.
César Vallejo

 ¿Qué hago yo aquí?
 También tú lo cuestionabas.
 Tal vez seas mi hermano
 mi roto hermano de otros tiempos
 mi otra mano que protesta
 con su cansado corazón.
 
 Mas tú, hermano
 eres letra
 palabra
 verso
 soneto desgarrado.
 Tu corazón es horno
 mito
 pájaro lunático
 diamante venenoso.
 Eres por todos
 grito absoluto
 llamarada en celo que presta su Dios
 le exhibe
 le acusa
 y nos invita con él
 a cenas miserables.
 
 ¡Oh César, si tú no sabes nada,
 qué hago yo aquí!
 
 Al lado de este Dios perseguido
 persecutor de la tinta con que denuncias
 el día en que naciste
 extraes de sus piedras vida
 le sientes caminándote
 odiándote
 en el reposo aún caliente de ser
 de tus poemas
 de tus sueños podridos
 de tu dolor humano
 de tanta saliva sollozando
 o tus ganas de no haber tenido corazón.
 Aún con toda ésta, tu orfandad
 más música sería imposible.
 
 ¡Oh César, si tú no sabes nada,
 qué hago yo aquí!
 
 A corazón desnudo
 a hermandad de potro ensangrentado
 a pelo sobre el hombro de la muerte
 has cabalgado penetrando tus raíces
 ¡hasta en eso nos parecemos!
 en ésto de los padres que no salen
 pues cargan su tristeza enferma de vejeces.
 
 No sé que haría tu padre con todas sus reliquias.
 El mío es constructor de música hilvanada
 de corchos
 de corcheas
 de paulatina oscuridad al día
 octubre tras octubre sus cumpleaños
 en ritmos de sonata
 y tú, el padre en tus sonetos
 la trinidad en cada verso
 Dios, padre y tú, un hijo
 sacando sangre de las sombras.
 
 ¡Oh César, si tú no sabes nada,
 qué hago yo aquí!

BOCETO AMOROSO A LA MANERA DE GERSHWIN

…durante su Concierto para piano
y orquesta en Fa Mayor.

 Aparejadas parejas sin nombre  
 sensualidad in ter mi ten te  
 de besos danzarinos al pie de los faroles  
 caminatas interludio  
 entre el blues de los tacones.  
  
 Nocturna vendimia de caras pintadas  
 que desgranan sonrisas  
 en precipicios solitarios.  
  
 Espaldas vestidas de ritmo  
 que buscan sitios donde ayuntar  
 y destilar gemidos.  
  
 Cansados de humo y desvelos  
 los sudores dormitan  
             navegan entre sueños...  
  
 ...el amanecer interrumpe  
 su amor de cinturas desconocidas  
 siempre exterminado con la luz  
 amarillenta de la ciudad.