THE RIVER IS ALSO A BROTHER
THE RIVER IS ALSO A BROTHER
The river has dried up.
At the bottom of its empty basins
the wind narrates histories of dust.
With the absence of its waters
the sun draws obituaries and skeletons
of earth.
The moon cries for its misplaced nocturnal
face.
The river has dried up.
With its course deserted it waits for kindnesses
from the weeping of dark sky
and so retrieve its name
its name of dampness and sound
adorned with waves
of mud
of cascades.
The dry river
old with wrinkled skin
wants to reincarnate its weariness
in the new current of other waters
the freshness of clear breezes
and to sing again of diaphonous torrents.
The dry river dreams a dream that lives full
of scaled lives
of lichens
of mosses.
It wants to boast to the sun of expanses.
It desires to mirror again
the crazy caprices and stars
of whoever set them in space.
It misses the rings,
the concentric circles
the splash
the foam
and the longing of its vapors
that once were the guests
of its now vacant caverns.
The dry river
nevertheless itself loves every hollow,
believing each to be a wall of future surprises
of relics
of fish hooks
of coins buying it desires
of its own juggled desires.
It loves the memory
of some bare feet walking along it
of some naked body caressing it
and the greedy dance of the tree
that within sees its own reflection
The dry river
understands when its own time ends.
It cannot bear to appear like man
who also is dry
without relics
as the water ends.
EL RÍO TAMBIÉN ES UN HERMANO
El río se ha secado.
En el fondo de sus cuencas vacías
el viento narra historias de polvo.
Con la ausencia de sus aguas
el sol dibuja esquelas y esqueletos de tierra.
La luna llora el extravío de su rostro
nocturno.
El río se ha secado.
Con su ruta desierta espera las bondades
del llanto de un cielo oscurecido
y así recuperar su nombre
su nombre de humedad y ruidos
ataviados de oleajes
de lodo
de cascadas.
El río seco
viejo de pieles arrugadas
quiere reencarnar su cansancio
en la nueva corriente de otras aguas
frescor de brisas níveas
y otro cantar de diáfanos torrentes.
El río seco sueña a soñar que vive lleno
de vidas escamadas
de líquenes
de musgos.
Le quiere presumir al sol de exuberancias.
Desea espejear de nuevo
caprichos lunáticos y astrales
de quien se opone a él en el espacio.
Extraña los anillos
los círculos concéntricos
el salpicar
la espuma
y la ansiedad de sus vapores
que alguna vez fueron los huéspedes
de sus cavernas hoy vacías.
El río seco
sin embargo ama de sí cada oquedad
la cree futuro pozo de sorpresas
de reliquias
de anzuelos
de monedas comprándole deseos
a sus propios deseos malabares.
Ama el recuerdo
de algunos pies descalzos caminándole
de algún cuerpo desnudo en él acariciándose
y la danza codiciosa del árbol
que en su adentro el reflejo se miraba.
El río seco
comprende la finitud de su tiempo.
Le enfada parecerse al hombre
que igual queda reseco
sin reliquias
igual se le termina el agua.
Andrea Montiel