LA POESÍA DE LAS MUJERES
Hablar sobre la “poesía de las mujeres” es algo así como afirmar, en principio, que existe poesía de diferentes géneros, en este caso, de diferentes sexos. Hasta hoy, es cierto, la humanidad se caracteriza por estar conformada por diferentes géneros, gracias a los cuales ha subsistido, a saber: mujeres y hombres.
Debido a esto, lo primero que se me ocurrió para comenzar esta plática, fue recurrir al diccionario y descubrí lo siguiente en el caso del diccionario de sinónimos:
MUJER: hembra, señora, dama, dueña, matrona, ama, señorita, doncella, venus, Eva, niña, joven, chica, muchacha, moza, zagala, adulta, anciana, …criada, sirvienta, servidora, asistenta, camarera, fámula, doméstica, maritornes… esposa, compañera, cónyuge, pareja, costilla, consorte, contrayente, desposada, casada, novia, media naranja, cara mitad.
HOMBRE: varón, macho, persona, individuo, mortal, criatura, semejante, prójimo, ser humano, sujeto, cristiano, quídam, personaje, ente, ser, fulano, tipo….y las interjecciones: hombre, caramba, vaya, caray, bueno, diantre, vamos!
Quisiera hacer notar que en los sinónimos existe una diferencia definitiva, no tanto en lo que respecta a los significados como tales, sino en los niveles de abstracción y de inclusión de ambos conceptos. En fin, son convenciones semánticas hasta hoy por muchos aceptadas.
Ahora bien, centrándose en el significado, en el Gran Diccionario Ideológico encontré lo siguiente:
MUJER: persona del sexo femenino…la que ha llegado a la edad de la pubertad…la casada con relación al marido… (en letras negrillas, diversas acepciones y su significado)
de gobierno: ama de gobierno… del arte, de la vida airada, del partido, de la mala vida, de mal vivir, o de punto. ramera. de su casa: la que muestra disposición y diligencia para el gobierno y desempeño de los quehaceres domésticos… mundana, perdida o publica, ramera. Ser mujer: haber llegado una joven a estado de menstruar. Tomar mujer: contraer matrimonio.
HOMBRE: animal racional. Bajo esta acepción se comprende todo el genero humano. VARÓN: el que ha llegado a la edad adulta. Entre el vulgo, marido… el que en ciertos juegos de naipes entra y juega contra los demás… bueno: el que pertenecía al estado llano o plebeyo… de armas: jinete que iba a la guerra armado de todas piezas… de armas tomar: el que tiene resolución o suficiencia para cualquier cosa… de buenas letras: el versado en letras humanas… de cabeza: el que tiene talento…etc. etc., y alrededor de 63 acepciones más que no he incluido y que seria ocioso enumerar.
Después de revisar los conceptos en los diccionarios, proseguí tratando de aclararme a mi misma esto de la “poesía de las mujeres”. La lógica me llevó a la historia, ya que
los seres humanos somos resultado definitivo de procesos históricos innegables.
Sin embargo, hacer recorridos históricos exhaustivos o tomar dato tras dato de las otras disciplinas que han intentado comprendernos y exponerlos en ocasiones como esta, además de ser aburrido, traería consigo olvidos imperdonables de mi parte. Por esto, me limitaré a comentar solo algunas cuestiones que me parecen pertinentes.
Y cito textualmente lo siguiente:
…y si la criatura era hembra, hablaba la partera de esta manera cuando la cortaba el ombligo: “”hija mía y señora mía, ya habéis venido a este mundo; haos enviado Nuestro Señor, el cual esta en todo lugar: habéis venido al lugar de los cansancios y de trabajos y congojas, donde hace frío y viento. Nota, hija mía, que del medio de vuestro cuerpo, corto y tomo tu ombligo, porque así lo mandó y ordenó tu padre y tu madre Yoaltecutli, que es señor de la noche, y Yoaltícitl, que es la diosa de los baños; habéis de estar dentro de casa como el corazón dentro del cuerpo, no habéis de andar fuera de casa, no habéis de tener costumbre de ir a ninguna parte; habéis de ser ceniza con que se cubre el fuego del hogar; habéis de ser las trébedes, donde se pone la olla; en este lugar os entierra Nuestro Señor, aquí habéis de trabajar; vuestro oficio ha de ser traer agua y moler el maíz en el metate; allí habéis de sudar, cabe la ceniza y cabe el hogar.
Fray Bernardino de Sahagún
Historia General de las cosas de la Nueva España
Dando un pequeño salto en el tiempo y en el espacio, pasemos al siglo XIX en Europa, la disciplina: filosofía, el autor de estas ideas: Schopenhauer (1788-1860, culpable de la corriente llamada voluntarismo metafísico o metafísica pesimista) y las siguientes palabras de su libro: “El amor, las mujeres y la muerte”:
“Solo el aspecto de la mujer revela que no esta destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia, ni a los grandes trabajos materiales. Paga su deuda a la vida, no con la acción, sino con el sufrimiento, los dolores del parto, los inquietos cuidados de la infancia; tiene que obedecer al hombre, ser una compañera pacienzuda que le serene. No está hecha para los grandes esfuerzos ni para las penas o los placeres excesivos… las mujeres no tienen el sentimiento ni la inteligencia de la música, así como tampoco de la poesía y las artes plásticas. En ellas todo es pura imitación, puro pretexto, pura afectación explotada por su deseo agradar….”
Y para no alargarse mucho en este tipo de comentarios, algunas frases clasificadas como celebres, dichas por hombres igualmente clasificados como celebres:
El mejor adorno de una mujer lo constituye el silencio y la modestia. Eurípides
De la mujer puede decirse que es un hombre inferior. Aristóteles
Fragilidad, tu nombre es mujer. Shakespeare
Las mujeres no son otra cosa que maquinas de producir hijos. Napoleón
Cuando las mujeres escriben, siempre tienen un ojo sobre el papel y el otro sobre un hombre. Enrique Heine
La mujer fue el segundo error de Dios. Nietzsche
Las mujeres son un sexo decorativo. Nunca tienen nada que decir, pero lo dicen de manera encantadora. Oscar Wilde
¿Podéis acordaros de una mujer que os haya mostrado con orgullo su biblioteca? Benjamín Decasseres
Para no dejar a un lado mi deformación profesional, también me gustaría comentar muy brevemente algunos planteamientos hechos por la disciplina psicológica, en los cuales el sexismo como ideología es evidente. Por ejemplo, muchos estudios realizados en los EU, supuestamente muy completos y estadísticamente válidos, han descubierto diferencias de carácter entre hombres y mujeres, calificando al hombre como activo e inclinado a los quehaceres científicos y creativos, y la mujer como un ser pasivo, práctico y sin iniciativa para menesteres que comprenden el razonamiento.
Curiosamente la investigadora Margaret Mead, posee hallazgos muy diferentes de los anteriores al haber realizado sus estudios entre los Tachambulis, un pueblo de los mares del sur en donde:
La mujer es el elemento conciente, dominador, organizador, encargado de la dirección; es la responsable de la producción de bienes de consumo, así como de su comercialización, y la que lleva la iniciativa en las relaciones eróticas, mientras que el hombre no es sino su dócil compañero, tímido, sensible, es el que muestra mayor coquetearía con propensión a las habladurías y a los pleitos, es el que se encarga de la decoración y de las labores que requieren sensibilidad estética.
También existen profesionistas del ámbito psicoterapéutico, como el Dr. Carl Rogers, creador de la psicoterapia centrada en el paciente, quien en su interesante libro: El poder de la persona comienza con una nota especial que me llamo mucho la atención y que no puedo dejar de citar, ya que en cierto sentido es algo así como un espejo de mi propia manera de pensar al respecto de cuestiones tales como esto de, la poesía de las mujeres, o de los hombres, o eso de ¿Tú que eres, poetisa o poeta?
Rogers dice Ali al principiar su libro:
He estado muy desconcertado por el problema de los pronombres, o, mas exactamente, por la discusión de si usar “el” o “ella”. simpatizo completamente con la idea de que las mujeres son sutilmente devaluadas por el uso del pronombre masculino cuando se habla en general de un miembro de la especie humana. por otro lado a mi me gusta escribir en un estilo enérgico, y poner el/ella a la mitad de una oración a menudo destruye el impacto. no creo que se encuentre ninguna solución satisfactoria hasta que exista una forma aceptable de pronombres no sexuales. Yo he escogido manejar el problema de la siguiente manera: en un capítulo todas las referencias generales a un miembro de nuestra especie serán puestas en femenino y en el capítulo siguiente en masculino. Esta es la mejor solución que pude encontrar que sirva a mis dos propósitos: el trato igualitario y mi deseo de energía en el estilo.
Después de haber comentado varios hechos en diversos ámbitos de la vida del ser humano mujer, con el fin de aclararme a mí misma el objetivo de esta reunión, ahora quisiera centrarme específicamente en la literatura. No es casual observar que pocos son los casos en que la mujer aparece mencionada como participante activa de la cultura, país o grupo social al que pertenece. Mucho menos como una persona destacada en el campo de las artes y mucho menos aún de las letras. Y esto me hace recordar, por lo menos dos casos interesantes de mujeres que, para poder expresar sus pensamientos por escrito y desenvolverse en la sociedad con libertad, tuvieron que hacerse pasar por individuos del sexo masculino y cambiarse de nombre. Tales son los casos de: George Sand, una celebre novelista francesa, que en el año de 1837, además de haber adoptado el nombre de un varón, vestía con ropa de hombre y fumaba cigarros. Esto era verdaderamente escandaloso. Sin embargo, George Sand fue el amor mas apasionado del célebre músico Federico Chopin, y una de las más brillantes mujeres de su generación, admirada por las personalidades mas sobresalientes de su época.
El otro caso es el de Fernán Caballero, seudónimo de Cecilia Böhl de Faber, nacida en Suiza en 1796 y quien dejó este mundo en 1877. Su obra marca el comienzo de la novela española moderna, y habiendo cultivando también la poesía y el cuento, fue muy popular y admirada en su tiempo. Nadie sabia que era mujer y el gobierno belga le concedió la Cruz de la Orden de Leopoldo, aún después de saber, ya adjudicada dicha cruz, que se trataba precisamente de una mujer.
Por el lado de los escritores y poetas hombres de muchas épocas, se han llenado multitud de paginas y paginas con narraciones, novelas, cuentos, hallazgos y versos. Las antologías, especialmente de poesía, están conformadas casi en su totalidad por nombres de varones. Todos ocupan un sitio en los diferentes movimientos literarios de España e Hispanoamérica, y específicamente en México están presentes desde las manifestaciones de poesía indígena, hasta el llamado modernismo.
¿Y las mujeres qué? ¿dónde estaban? ¿cuáles han sido sus aproximaciones de pensamiento y su sentir frente al mundo? ¿será por todos estos antecedentes que ellas evitaron expresarse y actualmente se siguen haciendo diferencias como estas de la “poesía de las mujeres”? ¿acaso somos un capítulo aparte, como para ser tratado de manera diferencial, tal como lo hacen muchos libros donde aparecen incisos especiales dedicados a la así llamada ¿”poesía femenina”? ¿serán todos estos factores, y muchísimos otros más los causantes de la aparición de una poesía feminista? Sí, es altamente probable, pero entre todas sus posibilidades de expresión, valga decir, formas, contenidos, estilos, temáticas, ¿habrá adquirido diferencias sexuales la poesía?
En lo personal, me parece extremadamente curioso encontrar estas fronteras femenino-masculino dentro del campo de la poesía. Sin embargo, hasta hoy, en los ámbitos de las otras artes no he escuchado cosas tales como: la música de las mujeres, o la pintura de las mujeres, o la arquitectura femenina. En fin, hace mucho que me pregunto el por qué de esta situación, y a pesar de todo el razonamiento anterior, los factores históricos, psicológicos y demás, todavía no logro ubicar claramente el fenómeno.
Puedo entender que la mujer tardó varios siglos en expresarse debido a los antecedentes en los que se ha visto envuelta. Pero ¿por qué se insiste todavía hoy en día en separarla como en una especie de submundo dentro del mundo, especialmente en el ámbito poético?
Quisiera comentarles que, no hace mucho tiempo, llegó a mis manos un interesante texto reeditado por la UNAM en edición facsimilar en los años 70. El título es: Poetisas
Mexicanas siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, el cual reúne 95 voces de mujeres y es una antología realizada por don José María Vigil hacia 1893, con un prólogo donde se analizan las expresiones de varias de las voces incluidas, y unas notas sobre la semblanza de “la mujer mexicana” en las cuales se describe plenamente su condición social desde la época prehispánica hasta el siglo XIX. Esta antología fue formada por encargo de la señora Doña Carmen Romero Rubio de Díaz, quien ayudaba en sus labores a la Comisión de Literatura de la Junta de Señoras, correspondiente a aquella de la Exposición de Chicago, que en esos años celebraban el centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo.
José María Vigil, en su semblanza de la mujer mexicana, ubica a la indígena como encargada de las labores meramente mujeriles, y es hasta el siglo XVI, cuando existen mujeres que cultivaban la poesía, con una progresión creciente durante los tres siglos de dominación española. Pero comenta: La historia de las letras en México‚ no nos permite,
con excepción de Sor Juana Inés de la Cruz, penetrar en el carácter íntimo de sus autoras, por tratarse de composiciones de circunstancias y de naturaleza enteramente objetiva. Sin embargo, descúbrese en ellas un fondo de religiosidad tan sólido, una dignidad moral tan pura, que fijan con toda claridad los rasgos distintivos del sexo femenino en México.
Las mujeres escritoras hacían versos a la patria, al éxtasis de su alma, a las ilusiones juveniles, a sus lágrimas derramadas por la injusticia, al calor del hogar…. y ante esto dice Vigil: Ahora bien, si la poesía es la traducción más fiel y genuina, no sólo del alma de donde brota, sino de la sociedad en que se produce, puede decirse que la poetisa mexicana no hace más que embellecer inconcientemente, con la palabra, las ideas y los sentimientos de su sexo.
Sin embargo, después de esta obra, siguen surgiendo las antologías que hablan de los poetas, con la escasísima presencia de mujeres… seguramente algo paso en el inter, entre esos años donde el siglo XX comenzó a tomar su curso. Pero, sí es de reconocer, que las voces de mujeres toman, tanto en formas como en contenidos, un sesgo muy pero muy distinto. Ahora es la condición de mujer-ser humano que se rebela frente a un mundo de opresión de siglos; ahora es la mujer expresando a plenitud su erotismo, su sensualidad y los placeres o frustraciones de su cuerpo; ahora es el ser humano-mujer frente a su mundo social y su mundo interior totalmente desnudo, sin metáforas de falsa pureza o alabanzas ampulosas, igual que cualquier ser humano. La mujer versifica, canta, se duele, llora, sufre convulsiones ante el amor, el odio, los celos, la melancolía y la nostalgia por sus recuerdos. Igual nace, vive, sueña y muere, y eso, señoras y señores no tiene sexo. La poesía y la experiencia de crearla revela nuestra condición original, nuestro ser y nuestro estar en el mundo. Ser poeta nos hace tener por oficio, primero sentir, y después, comunicar a los demás este hecho en donde las diferencias de sexo no tienen lugar, aun cuando eso versificado que se vuelve poema, sea expresión exclusiva de la intimidad de un hombre o de una mujer.
Y para terminar, solo unas palabras de mi amado poeta Rainer María Rilke, tomadas de su maravilloso libro: Cartas a un joven poeta, palabras que en estas cartas dirigió a un
hombre, y yo me he tomado la libertad de transformarlas como si estuvieran dirigidas a una mujer, habiéndoles tan solo cambiado el género a los artículos y al sujeto del discurso:
Confíese a usted misma: ¿moriría si le estuviese vedado escribir? Sobre todo esto: pregúnteselo en la hora más silenciosa de la noche: ¿verdaderamente me siento apremiada para escribir? Hurgue en sí misma hacia la más profunda respuesta. Si es afirmativa, si puede enfrentar una pregunta tan grave con un fuerte y simple: “debo”, entonces construya su vida de acuerdo con esta necesidad. Cúlpese a sí misma de no ser lo suficiente poeta para encontrar sus riquezas. Una obra de arte es buena cuando nace de la necesidad. El arte, también, sólo es un modo de vida.
Si alguno de los lectores de este escrito desea consultar mis fuentes, le recomiendo, al igual que yo lo hice, consultar los siguientes libros y escritores:
Lista De Antologías Consultadas
1) Poesía En Movimiento (1966)
México 1915-1966, Selección y Notas De Octavio Paz, Ali Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis. Prólogo de Octavio Paz.
2) Poetas Mexicanos (1967)
Félix Blanco
3) Ómnibus de la Poesía Mexicana (1971)
Siglos XVI al XX Gabriel Zaid
4) El Amor, El Sueño y La Muerte (1973)
Jaime Labastida
5) Museo Poético (1974)
Salvador Elizondo
6) Poetas de una generación (1981)
(1940-1949) UNAM, Selección de Jorge González de León.
Lista de mujeres poetas antologadas
(todas poetas mexicanas a excepción de las de *)
1. Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
2. Isabel Prieto de Landazuri (1833-1876)
3. Laura Méndez de Cuenca (1853-1928)
4. Josefa Murillo (1860-1898)
5. Ma. Enriqueta Camarillo de Pereyra (1875- ? )
*Gabriela Mistral (1889-1957) Chilena
*Delmira Agustini (1890-1914) Uruguaya
*Alfonsina Storni (1892-1938) Suizo-Argentina
*Juana de Ibarborou (1895-1979) Uruguaya
6. Concha Urquiza (1910-1945)
7. Margarita Michelena (1917-
8. Emma Godoy (1918-
9. Margarita Paz Paredes (1922-
10. Rosario Castellanos (1925-1974)
11. Guadalupe Amor (1925-
12. Susana Francis (1928-
13. Griselda Alvarez (???
14. Alicia Delaval (???
15. Thelma Nava (1932-
16. Ulalume González de León (1932-
17. Isabel Fraire (1934-
Versos que ejemplifican que la poesía no tiene sexo.
1. M Jaime Sabines (Erótica 124)
2. F Rosario Castellanos (Erótica 122)
3. M García Lorca (Erótica 94-95)
4. M Carlos Pellicer (Erótica 100)
5. F Dolores Castro (Anuario 41)
6. F Thelma Nava (Anuario 95)
7. F Iliana Godoy (Plaquette 22)
8. M Darío Galicia (Asamblea 144)
9. F Sabina Berman (Asamblea 202)
10. F Mari Ángeles Comesaña
11. M Alain Derbez (Asamblea 207)
Andrea Montiel
Revista La Plaza Agosto 1988.
Martín Casillas. Crónicas de la vida cultural.
Año III, 36