Me abrazo a hermanos que no tuve.

A cada rostro amado que partió adelantándose a mi muerte. Acaricio la imagen de aquel niño que abandonó los brazos de su madre antes de tiempo. También visito las ruinas de la historia que habité sin vivirla, y el lugar de los ancianos que fueron mis abuelos. Al recordarlos, ruego para que nadie más despierte en medio de la guerra.

También observo la colección de locos que encontré por las calles y me evitaron la demencia. Recuerdo como fui amada y también lloro por quienes no pude amarles. Ofrezco perdones a esos rostros de sol y sal de mis destrozos, y trato de dormir sin respirar para no hacer ruido